miércoles, 19 de diciembre de 2012

Entrenar de noche, por el monte, solo.

jajaja, el título de este post parece el de una película de miedo de clase B, C o D. Realmente los que entrenamos para carreras largas y estamos siempre sacando tiempo de donde no lo hay, a menudo no nos queda más remedio que hacer muchos kilómetros solo. Aunque hay muchos corredores que les gusta esa soledad y la buscan a menudo.


Yo me encuentro a la mitad, me gusta entrenar solo pero, de vez en cuando, necesito ir con amigos, compartir experiencias.


Cierto es que la soledad te prepara para muchas cosas, te ordena muy bien las ideas, te concentras más en el paisaje, en los ruidos, en ti mismo. Si encima le añadimos la noche, con un frontal que alumbra un círculo delante tuyo, ya nos podemos imaginar la concentración y la adrenalina de más que podemos generar.

He escuchado muchas veces que entrenando solo hay gente que toma sus mejores decisiones, me sumo a ellos. Me pasa muchas veces llegar a casa y decirle a mi otra mitad (Rebeca): he pensado.... se pone a temblar jaja. Y siempre voy pensando en mis próximos objetivos, en como enfocar los entrenamientos, planes cercanos y futuros, sueños,... Qué hice mal la semana pasada y como voy a corregirlo, tirando fichas de dominó de mi cabeza y levantado otras.

Recomiendo mucho entrenar largas horas solo de vez en cuando, de día y de noche.

Nota: La foto no es mía, se la robé a google jeje.

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